Emanaciones de fuego
como el trepidar de las alas
al compás del cielo.
Burbujas que se orillan
redondean cenizas
vuelven tras de sí
y no son nada.
Caminar sobre las espesuras
de los futuros días o de la desdicha.
Viendo siempre la existencia
como la gota de agua
sobre la que se arrebuja
el laúd chino
el colosal ombligo
sobre el que dimite Dante
su obra inconmensurable.
Tejo golondrinas a mi paso
enclavo el pudor de la llama
sobre el fuego en que remedas
la pasión de los besos
aunque ya no queden más años.
Aunque ya no queden más años
la prodigalidad de la medusa
rebrotará nuestro corazón
silvestre amapola
del que se nutren
las aves a su viejo paso.