Pasado inexistente

la máquina y yo

el lánguido recuerdo

de una célula infinitesimal.

giro de rodillas

en un santiamén

recorro tus figuras

pero ya no dices nada.

nada más que ensoñaciones

de invierno a capa caída

nada más que laureles

y baja tinta que recorre

el mundo en su insana especie.

el arco del triunfo

por el que vas y vienes

no causa ya pavor

ni alegría.

ni fragmentario rubor

en tus pupilas

desconsoladas.

en aquél arco del triunfo

sólo veo pasar los años

como el minutero

y de mí quedarán

sólo palabras, versos

transfiguraciones de papel

y nada más.

porque está dicho

que el vino con el que bebes

no es dulzona primavera

ni comadreja de los arrabales.

ese vino, es sombra y color

de un pasado inexistente.

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